Las madres primerizas a veces pueden parecer paranoicas en cuanto a la salud de su bebé, pero la madre de la que vamos a hablar tuvo que aprender por las malas a no ignorar su instinto maternal, incluso cuando los médicos trataron de persuadirla de que todo estaba «bien».
Ayesha Newell y su marido Martin tuvieron a su primera hija Lulu en el hospital privado más caro del mundo, el Hospital Internacional Matilda en Hong Kong. Unos días después de haber nacido, el pasado 7 de mayo de 2016, la pareja australiana notó por primera vez una infección alrededor del muñón del cordón umbilical de su hija.
Los médicos dijeron a los nuevos padres que su hija estaba perfectamente sana, y le dieron de alta en el hospital. «La llevamos a un seguimiento rutinario y un pediatra dijo que el caso era grave, pero sólo prescribió antibióticos y pomadas y nos dijo que esperásemos otras 48 horas«, dijo Martin.
Ayesha estaba convencida de que era más grave, y contactó con un amigo de la familia y pediatra al regresar a Australia quien les dijo al llegar que la llevasen directamente al hospital porque había sido infectada con el estafilococo dorado (Staphylococcus aureus).
«A la mañana siguiente descubrimos que era septicemia y les dijeron que necesitaba una punción lumbar«, dijo Martin. «Esto fue sólo una semana después de su nacimiento, pero un par de días antes de que la hubiésemos llevado al pediatra que había enviado a Lulu básicamente a casa a morir durante el fin de semana.»
Afortunadamente, el tratamiento fue exitoso, y Lulu estuvo finalmente sana otra vez a las tres semanas.