Los médicos sospechaban que el vientre dolorosamente hinchado de una adolescente era el resultado de un embarazo no planeado, hasta que echaron un vistazo a sus exploraciones.
Cuando Olivia Key visitó por primera vez a su médico con un vientre dolorosamente hinchado, le dijo de inmediato que tenía que estar embarazada.
Incapaz de lidiar con el insoportable dolor por más tiempo, Olivia, ahora de 18 años, tuvo que ser trasladada al hospital, donde los médicos podrían averiguar lo que estaba mal con el «bebé».
Finalmente resultó que Olivia no estaba embarazada en absoluto, sino que tenía un tumor en el ovario izquierdo, rodeado de un quiste enorme.
Mientras que el tumor en sí no era tan grande, el quiste era de un tamaño casi inimaginable.
Cuando los médicos vieron con detenimiento sus exploraciones, se quedaron absolutamente sorprendidos al encontrar que el quiste ovárico de Olivia había crecido hasta el tamaño de una sandía.
Afortunadamente, después de eliminar tanto el tumor como el quiste de 30 cm, los médicos dijeron a Olivia que el cáncer no se había extendido.
«Por suerte, los cirujanos se deshicieron del quiste y comprobaron que el cáncer no se había extendido más allá«, dijo Olivia. «Nunca se me pasó por la mente que pudiera tener cáncer a una edad tan joven, nunca piensas que te va a pasar a ti.»
Sólo unas semanas después de la cirugía que le cambio de vida, Olivia ya estaba de nuevo en acción, haciendo deporte y dando largas caminatas con todos sus amigos.
El Dr. Richard Hutson, el oncólogo ginecológico que le realizó la cirugía de urgencia a Olivia, pronto tuvo noticias aún más increíbles para la adolescente.
A pesar de que los médicos tuvieron que extirpar un tumor y un enorme quiste de su ovario, la fertilidad de Olivia no fue afectada en modo alguno por la cirugía.
«Además, como no ha habido ningún daño en su fertilidad, ella estará en la misma situación que cualquier otra persona de su edad si ella quiere tener hijos en el futuro«, dijo Hutson.
