Shiela Weisgerber es una abuela extraordinaria. Tiene 48 años, es camarera, y le gusta hablar de los trillizos de 4 años de su hija; Bentley, Ashton, y Dalton.
Ella ha estado cuidando y criando a los niños desde que tenían 2 meses de edad.
La hija de shiela es una madre soltera, y ya le costaba sacar adelante a un niño pequeño. Cuando supo que tendría trillizos, decidió que no podría cuidar de ellos por sí misma, y los dejó con su abuela. Pero Shiela está luchando por ella misma. Ser camarera no es el trabajo más lucrativo, pero está muy orgullosa de los chicos, y aprovechará cualquier oportunidad para presumir de ellos con los clientes.
Un día, una pareja entró por casualidad en el bar. Estaban en la ciudad de Dakota del Norte por un funeral. Dio la casualidad de que escucharon una conversación acerca de los nietos de Shiela, que ella tenía con otro cliente. ¡Ellos se sorprendieron al enterarse de que era abuela de bebés trillizos!
Parecía una exclamación normal a hacer, pero cuando Shiela limpió la mesa después de que se fueron, vio una nota en su factura que la llevó hasta las lágrimas …
Desplázate hacia abajo para averiguar qué simple gesto hizo que la abuela estuviera tan agradecida.
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La hija de Shiela Weisgerber es una madre soltera. Luchaba para cuidar a su niño, y cuando se enteró de que iba a tener trillizos, sabía que no iba a ser fácil. Cuando tenían sólo 2 meses de edad, los dejó al cuidado de Shiela, su madre.
Ahora, los adorables chicos tienen 4 años de edad y prosperan muy bien. Shiela lucha, también – después de todo, su trabajo como camarera no le trae una gran cantidad de dinero, y cada centavo cuenta.
Le encanta hablar de los muchachos – Bentley, Ashton, y Dalton – a sus clientes. Un día, una pareja entró en el bar, y escuchó una conversación que estaba teniendo.
La anónima pareja se sorprendió de lo que escucharon: Qué enorme responsabilidad la de cuidar de tres muchachos jóvenes. Se fueron, y Shiela fue a limpiar su mesa.
En su cuenta de 33 dólares, vio una nota sencilla y amable… y una enorme propina. No hace falta decir que fue tocada por el gesto, e incluso la llevó hasta las lágrimas.
Ella escribió un post en Facebook: «Estaba en el trabajo de esta noche (todavía estoy) y una pareja ha entrado y ha pedido unas bebidas. Yo estaba hablando con un par de clientes habituales sobre los chicos y por casualidad esta pareja me preguntaron: ¿trillizos? Yo sonreí y les dije que sí. Así que les mostré una imagen de ellos. Más tarde pagaron la cuenta y dejaron su nota sobre la barra, mientras me decían que tuviera una buena noche, y se iban«.
«Y esto es lo que dejaron. La cuenta era de 33 dólares y dejaron una propia de, ¡300 dólares! ¡No lo podía creer! Tuve que ir al cuarto de baño y llorar durante unos minutos … Sólo quiero que sepáis que cosas como esta ocurren … ¡Y que estoy muy agradecida!»