Cuando Christine Quinn preguntó quién quería estar en su fiesta nupcial, una mujer destacó de entre todas. Tenía una gran perspectiva, sabiduría, experiencia en la vida y un enorme sentido del humor. Fue una elección fácil. Así que Christine preguntó a Nana Betty, de 89 años de edad, y su abuela, si quería ser una dama de honor.
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