Recibir el diagnóstico de un cáncer es devastador en muchos aspectos. Desafortunadamente, incluso con los avances de la medicina moderna, el cáncer siguen afectando a una elevadísima cantidad de personas y varios cientos de miles pierden sus vidas cada año. Las opciones de tratamiento son desagradables (cirugía, quimioterapia, radiación), y las posibilidades de supervivencia siguen siendo básicamente como el azar de unos dados. Después está el impacto emocional que la noticia tendrá en sus seres queridos, además de la carga financiera que la enfermedad puede suponer a quién lo padece o a sus familiares cercanos.
Todos estamos familiarizados con el viejo dicho; «Cuando la vida te da limones, haz limonada«. Esto lo he oído decir innumerables veces a lo largo de los años, y estoy seguro de que vosotros también. Sin embargo, puedo decir con sinceridad que en todo ese tiempo, nunca nadie me hizo realmente pensar tanto en ello como una mujer de 90 años de edad llamada Norma.
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Norma fue diagnosticada con cáncer la misma semana que su amado esposo de 67 años murió. Los médicos le citaron las opciones que tenía, que incluía la mezcla estándar de cirugía, quimioterapia y radiación. Mientras Norma tenía este gigantesco camión cargado de limones sobre ella, tomó una decisión… y fue la correcta. Esta es su historia.
Esta es la adorable Norma, de 90 años de edad, originalmente residente en Michigan (Estados Unidos). En 2015, tuvo la peor semana que nadie pueda tener cuando su marido de 67 años, Leo, falleció en cuidados paliativos solo dos días después de que a ella le diagnosticaran un tumor canceroso en su útero.
Los médicos descubrieron el tumor después de la detección de sangre en su orina durante un examen de rutina.
Estos comenzaron inmediatamente a darle una lista de las opciones de tratamiento estándar (cirugía, radiación, quimioterapia) y le preguntaron cómo le gustaría continuar.
La pequeña Norma, pesaba 45 kilos, miró a los médicos con agotamiento y, con su voz más fuerte, dijo: «Tengo 90 años, y quiero viajar«.
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Les dijo a su hijo y a su nuera que no quería molestarlos con el tratamiento, y que esa era su decisión.
Aunque un poco sorprendido, su médico también estuvo completamente de acuerdo con ella, diciendo que, «Como médico, veo lo que el tratamiento del cáncer hace todos los días. En la UCI o residencias de ancianos, los efectos secundarios son terribles y honestamente, no hay garantía de que vaya a sobrevivir a la cirugía inicial para extirpar el tumor. Usted está haciendo exactamente lo que me gustaría hacer a mí en esta situación. ¡Que tenga un viaje fantástico!«
La familia de Norma no estaba segura de cómo se sentiría durante su viaje, por lo que todos se metieron en una caravana y comenzaron una aventura de carretera…
Han estado viajando por todo Estados Unidos, iban a cualquier lugar al que Norma quería ir. Incluso han visitado algunos lugares fuera de los EE.UU., sobre todo China.
Actualmente, Norma está muy bien y no siente dolor. De hecho, ella cree que incluso puede estar remitiendo su cáncer. Mientras tanto, ella disfruta al máximo.
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Ella ha visto mucho de tragedias y pérdidas, pero aún se mantiene positiva cada día.
Está claro que todavía tiene mucho hambre por la vida.
¡Aquí estás, Norma!