Nombra la única cosa que siempre van a donde quiera que vas tú. Tal vez sea una pregunta con trampa, pero la respuesta que estaba buscando es «zapatos». Ya sea que estés en la oficina, en el gimnasio, hayas hecho una caminata, estés en el baño o incluso hayas escalado el Everest, lo más probable es que uses algún tipo de calzado. Sin embargo, aparte del calzado más especial para el invierno, la mayoría de nosotros no pensamos realmente demasiado a menudo acerca de la distinción entre el calzado de interior y el de exterior. La mayor parte del año, volvemos a casa y seguimos usando nuestros zapatos durante algún tiempo.
En algunas culturas, siendo los japoneses los más prominentes, usar zapatos dentro de la casa está muy mal visto. Ahora hay una creciente evidencia científica de que la práctica de no usar zapatos de exterior en casa puede tener beneficios mucho mayores de lo que pensamos.
Como la mayoría de la gente, no me suelo quitar los zapatos en casa a menos que estén así:
Por desgracia, investigadores de la Universidad de Arizona encontraron una sorprendente verdad. Hay, de promedio, cerca de 421.000 bacterias diferentes presentes en el fondo del 96% de los zapatos. Básicamente, los zapatos son una placa de Petri (recipiente redondo para estudiar microorganismos) que pisas.
Entre estas bacterias están la Klebsiella pneumoniae (que causa infecciones del tracto urinario), la Serratia ficaria (que causa infección respiratoria) y la E. coli.
La E. coli no es divertida. Puede causar problemas digestivos graves y, en casos extremos, incluso puede provocar daño renal potencialmente letal.
¿La principal fuente de E. coli de sus zapatos? Los vestigios de materia fecal de los suelos de los baños públicos.
Por desgracia, incluso aunque hayas visitado los baños públicos más inmaculados, hay un montón de materia fecal de animales en el suelo / acera / calles. Está en todas partes.
Curiosamente, los suelos de los baños públicos tienen alrededor de 800.000 bacterias por centímetro cuadrado, mientras que un asiento de inodoro sólo tiene 20 por centímetro cuadrado. Deberíamos estar mucho más preocupados por el suelo que por el asiento.
No sólo los investigadores han encontrado bacterias en los zapatos, también encontraron que las bacterias alcanzan distancias largas al transportarse de sus zapatos a su espacio personal. La transferencia de bacterias de suelas de zapatos a los suelos de las casas es de entre un 90 a 99 por ciento. Otros estudios han encontrado que otras toxinas como químicos para el césped, alquitrán de las carreteras de asfalto, gasolina y otros productos químicos que hay en el agua de lluvia pueden ser llevados hasta su casa también a través de su zapatos. Aunque el riesgo de enfermedad de estos estudios es relativamente pequeño, potencialmente puede acumularse con el tiempo y la exposición prolongada.
¿Habría entonces que vivir en un mundo lleno de botines de plástico para los zapatos?
Afortunadamente, no. Lavar sus zapatos con detergente de forma periódica debería ayudar a reducir drásticamente las bacterias. La limpieza de los suelos y alfombras de casa también es recomendable (especialmente la limpieza con vapor).
Si eso suena como algo molesto, la solución más simple es deshacerse de tus zapatos en la puerta cuando llegas a casa y ponerse unas agradables zapatillas. ¡Incluso puedes tener unas que parezcan tiburones!
