Una niña de 10 años de edad, de Australia, murió después que los médicos no pudieran diagnosticarla correctamente. Cuando Briony Klingberg comenzó a tener fiebre y a quejarse de dolor en la garganta, su madre Bridget la llevó a un hospital en Adelaide Hills, Australia.
Bridget dijo que llevó a su hija a varios médicos, pero ninguno de ellos pudo diagnosticarla correctamente. Briony vio por primera vez a un médico general después de que comenzara a tener vómitos y dificultad para tragar con normalidad. Le diagnosticaron una infección en la garganta y le administraron antibióticos.
Pero la enfermedad de Briony seguido empeorando. Entonces fue llevada al hospital Women’s and Children’s Hospital de Adelaida, donde los médicos le detectaron úlceras en la garganta. Y fue enviada de nuevo a casa, sólo para tener que visitar a otro médico general al día siguiente. Se le prescribió esteroides para ayudarle a reducir la inflamación en la garganta.
Briony volvió al hospital para que le hicieran unas pruebas de sangre, entonces se despertó al día siguiente sin poder orinar. Volvió al Women’s and Children’s Hospital, pero ya no volvería a salir. La niña de 10 años de edad tuvo una convulsión en el estacionamiento del propio hospital y murió.
El diagnóstico correcto
El diagnóstico correcto sólo se produjo después de la muerte de Briony. Su muerte fue resultado de una insuficiencia orgánica, debido al virus del herpes simple, que era responsable de todos sus síntomas. Su madre dijo: “Nunca fuimos a casa con un diagnóstico, todo era una conjetura. Todo el mundo nos decía que tenía que regresar a casa, así que pensé que no podía estar tan enferma“.
Y continuó: “Si hubiera visto una preocupación concerniente a que necesitaba quedarse, nosostros hubieramos elegido que se quedara. Confías en que si ella hubiera estado lo suficientemente enferma, nos habrían dicho que teníamos que permanecer allí“.
La Dra. Alice Rogers, una médico residente, fue una de los médicas que vieron a Briony en el Women’s and Children’s Hospital. Ella pensó que la garganta de la niña parecía inusual y quería que se quedara toda la noche debido a las úlceras. Pero cuando consultó con su jefe médico, el Dr. Davinder Gill, le dijeron que enviara a Briony a casa.
La Dra. Rogers dijo: “Recuerdo haber encontrardo la garganta de Briony particularmente inusual y quería que mirarla más detenidamente porque yo no había visto algo similar a eso antes.” El Dr. Gill dijo a ña Dra. Rogers que Briony estaba lo suficientemente bien como para regresar a casa.
La madre de Briony, dijo, “sentí realmente que no podía regresar porque me dijeron que la trajera de vuelta si se ponía peor … pero ella no estaba necesariamente cada vez peor, pero tampoco estaba mejorando.” La familia de Briony está de luto por su pérdida y preguntándose que habría ocurrido si ella hubiera recibido el diagnóstico correcto.