Sé que no soy el único que se entrega, de vez en cuando, a la fantasía de que descubro algo valioso la próxima vez que vaya al mercado de artículos de segunda mano.
De vez en cuando aparece una historia sobre alguna persona que tuvo la suerte de descubrir una pintura antigua de un maestro holandés, o encontró el tesoro de un artefacto antiguo de la Segunda Guerra Mundial.
Está claro que algo así no puede sucederle a todo el mundo, pero aún así me gustaría aferrarme a la esperanza de que mi día llegará.
Después de todo, las posibilidades de comprar algo barato y que proporcione un increíble rendimiento son bastante altas, y en ninguna parte esto es más evidente que en la historia de unos hermanos de Newcastle (Reino Unido).
En 2009, su excéntrico y brillante tío falleció, dejando a los hermanos la escritura de un garaje viejo y polvoriento en su testamento.
Cuando abrieron el garaje y dieron un buen vistazo al interior, no podían creer lo que encontraron…
Cuando el Dr. Harold Carr falleció en Newcastle a los 89 años, dejó sus bienes a familiares, incluyendo un garaje polvoriento.
Había tenido una vida larga y excéntrica y se había recluido en sus últimos años, por lo que, aunque su familia sabía que tenía varios coches, no tenían idea de qué tipo de vehículos había estado recogiendo el señor Carr en los últimos años.
Su sobrino dijo a The Mirror: «Era un poco de folklore local que tenía un Bugatti, pero nadie lo sabía a ciencia cierta, y, ciertamente, nadie sabía que tuviera algo que valiera la pena«.
Cuando los sobrinos de Carr limpiaron el garaje, se sorprendieron al descubrir que los rumores eran ciertos, y algo más.
Su tío, que era famoso por su secretismo, de hecho era dueño de un Bugatti, pero no era un coche deportivo normal. Era una joya de la corona de la historia del automóvil: un Bugatti Type 57S Atalante.
¿Su valor estimado? Alrededor de 8,5 millones de dólares.
A pesar de que todos los vehículos fabricados por Bugatti están entre los coches más espléndidos que jamás se han hecho, este modelo en concreto estaba en una liga propia.
Este Bugatti Type 57S Atalante, era uno de los 43 coches de su clase que el fabricante de automóviles italiano había fabricado, y se completó el 5 de mayo de 1937.
No se sabe mucho acerca de los orígenes de este coche en concreto, ya que fue comprado nuevo por un miembro de la aristocracia británica.
El primer propietario del Atalante fue Francis Curzon, que fue un miembro del Parlamento, y algo así como un entusiasta de las carreras de coches.
Era dueño y disfrutaba de una vasta colección de coches, que era su hobby, y corrió en competiciones a lo largo de los años 1930.
Sin embargo, el Atalante parece haber sido preservado de los peligros de las pistas de carreras; el coche fue descubierto con el kilometraje notablemente bajo para un vehículo de su edad.
El coche fue vendido varias veces después de que saliera de las manos de Curzon, y finalmente comprado por Carr en 1955.
El médico tenía una mente brillante para la mecánica, y su sobrino recuerda con cariño cómo se quejaba sobre la maquinaria de sus queridos automóviles.
El Bugatti desapareció del garaje de Carr en 1960, cuando su licencia expiró.
Estuvo fuera de la vista durante los siguientes 50 años, según Carr se hacia mayor se volvió aún más excéntrico y desarrolló fuertes tendencias al acaparamiento.
Cuando fue encontrado en 2009, el Bugatti estaba en el garaje, junto a un clásico Aston Martin, y empapelado de notas de las últimas décadas de coleccionistas que se ofrecían para comprar el vehículo a Carr por sumas astronómicas de dinero.
En última instancia, finalmente subió a la plataforma de subastas varios años más tarde, siguiendo los pasos de automóviles similares subastados por millones de dólares, como el famoso Bugatti 57 del diseñador de moda Ralph Lauren que se muestra arriba.
El clásico de 1937 de Carr fue subastado por alrededor de 4 millones de dólares, y el dinero fue dividido entre sus relaciones, ninguna de las cuales esperaba convertirse en millonarios cuando se dispusieron a limpiar el viejo garaje.