La compañía de cosméticos Lush quería generar atención por su posición en contra de la experimentación con animales y decidieron hacerlo de una manera bastante poco sutil en el centro de Londres. Mediante la colaboración de varios artistas de performance voluntarios, recrearon públicamente métodos de experimentación animal en su tienda de Regent Street.
Los transeúntes que esperaban admirar sus coloridos escaparates llenos de las habituales fragancias y su variedad de jabones de gran tamaño debieron quedarse muy sorprendidos cuando en su lugar vieron a una mujer joven, vestida con un body de color carne, atada y amordazada, y siendo sometida a lo que sólo puede ser descrito como tortura.
Jacqueline Traide, estudiante de 24 años de edad, de la Universidad de Oxford Brookes, tomó el papel principal en esta actuación que revuelve el estómago. Su boca estaba abierta a la fuerza con ganchos de acero fijados a una cinta elástica que fue asegurada detrás de su cabeza. Fue atada la fuerza, cohibida y sentía náuseas, lo que representa las prácticas que se siguen comúnmente y que son utilizadas durante los ensayos con animales.
Pero eso fue sólo el principio. Le rociaron los ojos con irritantes químicos. El pánico en el rostro de la joven activista por los derechos de los animales parecía auténtico y tenía a los espectadores horrorizados. La prueba duró un total de 10 horas y la llevó más allá de sus límites.
A continuación, Jacqueline se sometió a raparse el pelo, algo que los animales también sufren cuando les colocan electrodos en su piel.
Jacqueline se sometió a la prueba sin decir una palabra, aunque estaba claro que su sufrimiento era real. Jacqueline era muy consciente de lo que había firmado realizar – algo que ningún animal escoge. Otra diferencia obvia de su experiencia es que a diferencia de los animales, tras el sufrimiento pasado al final del día, ella se fue a su casa. A muchos animales les espera lo mismo al día siguiente.
La campaña atrajo a una gran multitud de curiosos y periodistas durante todo el día.
Los ensayos con animales para cosméticos fue prohibido en Gran Bretaña en 1998 y la UE prohibió los productos cosméticos importados probados en animales en 2013. Sin embargo, las pruebas de cosméticos en animales sigue siendo legal en países como Estados Unidos.