En la remota ciudad de Eklutna en Alaska, puedes encontrar una vista inusual: un parque cubierto de casas de muñecas pintadas con colores brillantes. O al menos eso parecen ser, casas de muñecas.
Pero si se echas un vistazo más de cerca te darás cuenta rápidamente que estas casas definitivamente no son para niños. Lo que estas estructuras de colores esconden en realidad te dará escalofríos.
PUBLICIDAD
Más de 100 de estas estructuras en miniatura, pintadas de colores, se asientan una al lado de la otra en la pequeña ciudad de Alaska de Eklutna, todas ellas situadas a la sombra de la iglesia ortodoxa de San Nicolás.
Puede ser que parezcan casas de juguete, pero son en realidad inusuales tumbas conocidas como «casas espirituales».
Según la curiosa tradición de la iglesia, el cuerpo de la persona fallecida primero es enterrado cubierto con una manta para ayudar a la comodidad del alma en su transición hacia el mundo de los espíritus.
Cuarenta días más tarde, sus seres queridos colocan una «casa espiritual» sobre la manta, los colores de la pintura representan su historia familiar.
Este inusual ritual de enterramiento es el resultado de la fusión de dos culturas a través del tiempo. La tierra de Eklutna primero fue habitada por los indios Athabascan que se vieron bajo la afluencia de misioneros rusos en la década de 1800, cuando San Nicolás fue construida.
De acuerdo con la tradición de los indios Athabascan, todo lo que es arrancado de la tierra debe volver a la tierra, las casas se dejan que decaigan con el paso tiempo, para que puedan ser absorbidas de nuevo por el suelo.
Pueden ser poco convencionales, pero estas «casas espirituales» son definitivamente una manera especial para honrar a sus seres queridos que han fallecido. Lo que es un impresionante legado.