No es nada raro para una ciudad que se construya en mitad del desierto, pero cualquiera estará en apuros para encontrar una ciudad del desierto que se parezca remotamente a esto. A primera vista, puede parecer que la zona no es más que una tierra estéril, pero bajo la superficie se encuentra una ciudad que se esconde del sol abrasador del desierto australiano.
Coober Pedy es conocida como «la capital del ópalo del mundo», por el pequeño pueblo minero que se encuentra en una zona rica en esa rara piedra. Desde que el ópalo se encontró por primera vez en la zona en 1915, las actividades de la ciudad se han centrado en operaciones mineras. Como la necesidad de mantenerse fresco y la falta de agua es una batalla constante, casi ninguno de los hogares o negocios locales están sobre el suelo.
Todas las casas están casi totalmente excavadas en la roca. Los techos son soportados con sólidas y anchas columnas para evitar derrumbes. Con amplios espacios, vivir aquí no es tan malo como parece.
Las temperaturas exteriores en la superficie puede alcanzar los 51ºC, por lo que vivir bajo tierra era realmente la única opción cuando comenzaron las operaciones mineras por primera vez hace casi un siglo.
La electricidad está fácilmente disponible porque las luces casi siempre tienen que estar encendidas por la falta de sol y ventanas.
Uno de los problemas más singulares es brindar servicios públicos a estas casas ya que las líneas de agua y alcantarillado no pueden estar bajo tierra. Por eso la mayoría de las casas tienen baños y cocinas justo al lado de la entrada de la superficie.
Incluso las entradas en la superficie son parcialmente subterráneas.
Este motel local muestra lo mucho que se puede hacer con un poco de esfuerzo. Curiosamente, la zona es tan rica en ópalo que la ciudad encontraba hasta 320.000€ (unos 360,000 dólares) en valor en ópalo en cada habitación que se excavaba.
Desde que el primer hotel fue construido en la década de 1980, la zona se ha convertido en una atracción turística para aquellos que buscan lo inusual.
La ciudad cuenta con varias tiendas, restaurantes, un museo e incluso una iglesia.
Sólo porque vivas bajo tierra, no significa que no puedas decorar tu patio delantero.
Al igual que en cualquier otro lugar, los negocios locales invierten mucho para ayudar a atraer clientes.
Hay incluso un campo de golf local en el desierto. Se juega en la arena.
