La fascinación de la humanidad por el espacio es una curiosidad que nunca será totalmente satisfecha. Desde la primera vez que miramos hacia arriba y contemplamos el cielo nocturno, siempre nos hemos preguntado qué hay ahí fuera. Han existido teorías desde hace siglos, pero es sólo en los últimos dos, cuando realmente hemos comenzado a entender el funcionamiento del universo que nos rodea.
Es nuestra curiosidad por las estrellas la que nos ha llevado a poner en marcha un sinnúmero de satélites, sondas y telescopios en el espacio. Incluso hemos logrado lo que muchos pensaron que sería imposible, tener misiones tripuladas a la Luna y la construcción de una estación espacial. A pesar de que hemos llegado tan lejos en nuestra comprensión de la frontera final, todavía hay mucho más para aprender y observar. Con los viajes espaciales y el desarrollo de los cohetes ahora abierto a las corporaciones y empresas, el interés en la exploración espacial se está acelerando. Compañías como Blue Origin y SpaceX ya están haciendo historia con el desarrollo con éxito de cohetes reutilizables, y Virgin Galactic está desarrollando vuelos espaciales suborbitales para poner en marcha la industria del turismo espacial. Los avances que hemos logrado en la última década son increíbles, y uno no puede imaginar donde estaremos en unas pocas décadas.
Recientemente, el telescopio espacial Kepler de la NASA observó un fenómeno natural catastrófico que se produjo a 1,2 millones de años luz de distancia – la explosión de una estrella. La información recogida por el telescopio es difícil de interpretar, por lo que la NASA ha utilizado los datos para desarrollar un modelo de cómo se vería si se observara con los ojos. El video muestra lo que los expertos llaman una «ruptura de choque», que es lo que ocurre cuando el proceso de fusión nuclear dentro de una estrella ya no es sostenible.
El poder destructivo de la explosión resultante es realmente un espectáculo para la vista.
