El duelo es una cosa extraña, y las diferentes culturas lo tratan de maneras muy diferentes. Hay razones para asociar la época Victoriana con la morbilidad y la muerte, y una de ellas es el llamado «memento mori» o «retrato memorial».
El hecho es que las fotografías post-mortem como esta que aparece sobre estas líneas se realizaron durante la época victoriana más que cualquier otro tipo de fotografía, especialmente en los EE.UU. En muchos casos estas fotografías eran cuidadosamente preparadas y meticulosamente protagonizadas. Stanley Burns en su libro «Sleeping Beauty: Memorial Photography in America» (Bella Durmiente: Fotografía Memorial en América) nos dice:
«Estas fotografías fueron muy comunes en la cultura americana, formaban parte del proceso de duelo y conmemoración. Los familiares estaban orgullosos de estas imágenes y las colgaban en sus casas, enviaban copias a sus amigos y parientes, las llevaban como relicarios o como espejos de bolsillo. Los americanos del siglo XIX sabían cómo responder a estas imágenes. En la cultura actual no existe una respuesta normal para este tipo de fotografías«.
Nosotros daríamos así una «respuesta culturalmente normal» a estas imágenes; estimado lector, le recomendamos que si es sensible de corazón no siga avanzando en la lectura de este artículo…
Niño en ataud en la sala de la muerte
«Este retrato parece haber sido tomado en el salón principal de la casa de la familia. El salón, o «sala de la muerte», fue una parte importante en los rituales funerarios de la mayor parte del siglo XIX, era el lugar donde las familias presentaban a los miembros fallecidos para ofrecerles el último homenaje. Esta imagen data de una fecha entre 1890 y 1905, unos años en que los todavía estaban teniendo lugar muchos funerales en el país. Algo más tarde, sin embargo, la muerte comenzaría a salir de la casa y hacia el final de la Primera Guerra Mundial, la mayoría de los estadounidenses recibían su atención médica en consultorios médicos y hospitales y la mayoría de los funerales se llevaban a cabo en las funerarias. A medida que el funeral en el «salón» se puso de moda, el salón de la casa fue rebautizado como «sala de estar». En un periódico de 1910 llamado Ladies Home Journal se declaraba que la «sala de la muerte» era ya un término del pasado«.
¿Te has fijado que aparece una extraña silueta en el lado derecho de la imagen? Ese era el asistente del fotógrafo sosteniendo la tapa ataúd abierto durante el disparo de la cámara.
Para nosotros, sin embargo, más interesante que los muertos son los vivos que posan con ellos, usualmente de forma estoica y reservada, la nula emoción en sus rostros delatan que hacen de estos retratos que sean tan irresistibles… y desgarradores. (Arriba y abajo: hermanos con sus hermanos fallecidos).
Otro tema común de la fotografía post-mortem en la época victoriana era la «escena del duelo», que a menudo era muy melodramática, como ésta, «Huérfanos en la tumba de la madre»:
La fotografía de arriba también revela otra preocupación victoriana: la fotografía de espíritus. Probablemente una doble exposición de una «actriz» trata de retratar a la madre de los niños, este estilo parece una forma muy teatral de hacer frente a la propia pena.
Otro estilo fue la fotografía en la que los muertos parecen mirarnos con vida. El primero de esta serie de fotografías, en la parte superior de este artículo, es un ejemplo de «ojos-abiertos». El uso de accesorios como el periódico de este hombre era menos común; tal vez se incluían para distraer la atención de la rigidez no natural de las manos.