En estos días, se supone que los trabajadores de grandes supermercados y tiendas actuan como si el cliente siempre tuviera la razón. La mayoría de las veces cuando se altera un cliente, lo mejor es tratar de ser útil y ver lo que se puede hacer por ellos. ¿Pero qué sucede cuando un cliente no es sólo actua mal, sino que también es grosero? Esta historia es acerca de un cliente que mira por encima de su hombro, de forma altiva, a un cajero, simplemente por ser un cajero. El cliente no sabe nada de la vida del cajero, pero eso no le impide abusar del empleado. Afortunadamente, el cajero tenía ayuda cerca. Su gerente intervino con la respuesta perfecta al horrible trato que el cliente tuvo hacia el cajero. Creo que estarás de acuerdo en que el gerente merece una promoción por usar su inteligencia y darse cuenta de que el cliente no siempre tiene la razón.
«Hace un par de años, trabajé en una tienda de suministros y material de oficina como cajera. Estaba haciendo esto para ganar un poco de dinero mientras trabajaba en mi licenciatura. Además me gustaba el trabajo y la gente con la que trabajaba.
El peor momento de nuestra tienda es durante «el regreso a la escuela», un momento en que todo el mundo llega durante el fin de semana libre de impuestos para comprar material escolar para sus hijos. Aquel día estaba repleto de gente, así que tuvimos que estar todos los que trabajamos, incluyendo los gerentes. En un momento dado, una mujer de clase alta con el pelo rubio decolorado que llevaba un monedero de un gran diseñador se acercó a la caja registradora y tiró sus cosas sobre el mostrador. Luego procedió a lanzarme sus cupones y me dijo que los «pasara». Sonreí con los dientes apretados y le pregunté si estaba todo bien. Ella procedió a ignorarme por completo mientras escribía en su teléfono y su hija de unos 7 años, se quedaba en silencio a su lado.
Pasé los artículos y luego escaneé los cupones. Mi equipo me informó que uno de los cupones estaba caducado, por lo que le eché un vistazo y vi que había expirado hace un año. No había manera de aplicar ese descuento. Así que amablemente le informé que iba a ser incapaz de aplicar ese cupón en particular a su compra, ya que había expirado.
Ella resopló: ‘¿Pero por qué? Es un cupón y ustedes deben usar todos los cupones que el cliente les da.’
Se lo repetí y le dije que los puntos del cupón ni siquiera se ajustan a los artículos de su compra, entonces se agitó de forma visible.
‘Déjame hablar con tu gerente, no tengo tiempo para esta mierda.»
De acuerdo. Hice un gesto a mi gerente para que viniera hasta mi caja, y mientras llegaba, la dama se inclinó hacia su hija y le dijo con una voz dulce:
‘¿Ves cariño? Es por eso que hay que ir a la universidad y tener una educación, ¡para no tener que terminar trabajando como cajera!’
¿Qué acaba de decir? Mi cara se puso roja y las lágrimas comenzaron a formarse en mis ojos mientras le dije a ella que yo, de hecho, iba a la universidad y que se trataba de un trabajo a tiempo parcial. En ese momento, mi gerente apareció detrás de mí y preguntó a la señora si podía repetirle lo que había sucedido. Ella tenía una mirada de suficiencia en su rostro cuando le explicó que era el cliente y el cliente siempre tiene la razón y que sólo necesitaba que ese cupón fuera aplicado. Yo quería golpearla en la cara.
Mi jefe se quedó allí y la miró durante unos segundos, y luego comenzó a recoger todos sus artículos en bolsas.
‘¡¿Qué demonios estás haciendo?!’ chilló la bruja.
Poco a poco y con calma, mi gerente dijo: ‘Señora, no voy a permitir que esté aquí de pie, haciendo el ridículo y abusando de mis empleados. Voy a tener que pedirle que se vaya. No queremos nada con usted.’
Ella nos miraba con los ojos abiertos y con la cara roja, y luego miró hacia atrás para ver una larga fila de clientes que la estaban mirando. Después escupió y lloró. ¡Su hija se comportó mejor que esta mujer adulta! Fue una locura.
Tomó su bolso y sus tarjetas, agarró la mano de su hija, y salió, mientras gritaba: ‘¡¡¡Nunca voy a volver aquí!!! ¡Voy a llamar a su jefe para que los despidan a los dos! ¿¡¿SABÉIS QUIÉN SOY?!?’
Mi jefe se rió entre dientes, y luego me dijo que podía ir a tomar un respiro en la parte de atrás, porque en ese momento yo probablemente tenía el aspecto de haber visto un fantasma «.