En el momento en que te conviertes en padre todo tu mundo cambia. De repente, ya no estás pensando sobre lo que es mejor para ti – ahora tu preocupación es que tus hijos tengan lo mejor. Todo se centra en tus hijos y, literalmente, harías cualquier cosa por ellos. Cuando tu hijo se lastima, sientes también su dolor. Es por eso que la experiencia más devastadora que cualquier padre puede experimentar es tener que llorar la pérdida de su hijo. Nada es comparable con la verdaderamente horrible sensación que supone, e incluso aunque pase mucho tiempo, las cicatrices siempre estarán ahí. Incluso ha habido casos de padres que han sufrido colapsos mentales causados por el dolor, y temporalmente se vuelven «locos» (sobre todo durante el período inmediatamente posterior a la pérdida).
En septiembre del pasado 2015, Joy Ganda Vibar-Alamares de Filipinas tuvo que decir adiós a su amado hijo de 7 años de edad, Trebby. Cuando ella estaba sentada en pleno funeral, llorando inconsolablemente mientras observaba el ataúd blanco que contenía a su pequeño, sucedió algo verdaderamente increíble que ha hecho que este vídeo sea viral y haya dado la vuelta al mundo.
En un momento determinado, uno de los varios globos blancos que estaban decorando el altar se suelta y comienza a flotar lejos del ataúd… hacia la madre. El globo roza su cabeza y parece continuar, pero a medida que comienza a llorar de alegría más profusamente, el globo cambia de dirección y llega de nuevo al lado de ella, donde permanece durante un tiempo.
El video, publicado originalmente en un medio social, se ha sido visto millones de veces. Mientras algunos argumentan que los movimientos del globo son sólo el resultado de que el mismo estaba empezando a perder el helio, la mayoría de la gente – incluyendo a Joy – creen que había algo «más». Ellos creen que el globo fue guiado por el espíritu de Trebby como una forma de consolar a su madre por última vez. En cualquier caso, de lo que no cabe duda es que se trata de una coincidencia más que notable. Además, ¿quién entre nosotros negaría a una afligida madre la sensación de ponerse en contacto con su hijo muerto por última vez?