Kristine Barnett se dio cuenta de que su pequeño hijo Jacob – a quien los médicos habían etiquetado como autista – parecía tener una fascinación por los patrones. Así que lo sacó del programa de educación especial de su escuela y le permitió estudiar las cosas que le apasionaban. Ahora Jacob está en camino de ganar un Premio Nobel.
Cuando era un niño, los médicos dijeron a los padres de Jacob Barnett que su hijo autista probablemente nunca sabría cómo atarse sus zapatos.
Pero los expertos dicen que el niño de 14 años de edad, tiene un coeficiente intelectual superior al de Einstein y está en camino de ganar un Premio Nobel. Ha dado charlas TEDx y está trabajando para tener el título en física cuántica.
La clave, según su madre, Kristine Barnett, está en dejar que Jacob sea él mismo – ayudándole a estudiar el mundo con los ojos abiertos en lugar de centrarse en una lista de cosas que no podía hacer.
Diagnosticado con un autismo entre moderado y severo a los 2 años, Jacob pasó años en las garras de un sistema de educación especial que no entendía lo que necesitaba. Sus maestros en la escuela trataban de disuadir a Kristine con la esperanza de enseñar a Jacob sólo las habilidades más básicas.
Jacob estuvo luchando con ese tipo de instrucción – se introducía más profundamente en sí mismo y se negaba a hablar con nadie.
Pero Kristine cuenta de que cuando él no estaba con esa terapia, Jacob hacía «cosas espectaculares» por su cuenta.
Un día, su madre lo llevó a observar las estrellas. Unos meses más tarde, visitaron un planetario donde un profesor estaba dando una conferencia. Cada vez que el maestro hacía preguntas, la pequeña mano de Jacob se disparaba y comenzaba a responder a las preguntas – comprendía fácilmente complicadas teorías sobre la física y el movimiento de los planetas.
Jacob tenía sólo tres años y medio años de edad.
Su madre se dio cuenta de que podría ser que Jacob necesitara algo que el plan de estudios de educación especial estándar simplemente no le daba.
Así que Kristine decidió hacer el trabajo ella misma.
«Un padre está aterrorizado al ir en contra del consejo de los profesionales«, Kristine escribe en su libro de memorias: «La chispa: Historia de la madre de un genio» «Pero yo sabía en mi corazón que si Jake se quedaba en la educación especial, se me escaparía de las manos«.
La madre, una maestra de guardería, decidió sacar a Jacob fuera de la escuela y prepararlo ella misma.
Jacob prosperó bajo la atención personal de su madre. Ella le dejó explorar las cosas que quería explorar. Estudió los patrones y las sombras y las estrellas. Al mismo tiempo, se aseguró de que disfrutara de los placeres «normales» de la infancia – juegos, picnics – junto con otros niños de su edad.
«Yo trabajo bajo un concepto llamado ‘muchness’«, dijo Kristine. «Qué rodea a los niños de las cosas que aman – ya sea música o el arte, por lo que están atraídos y el amor.»
Cuando tuvo 11 años, Jacob estuvo listo para ir a la universidad. Ahora está estudiando la física de materia condensada en la Universidad de Purdue en Indianápolis.
Su IQ es de alrededor de 170 – mayor que el que tenía Albert Einstein. Él ha estado trabajando en su propia teoría de la relatividad. Los profesores de estudios avanzados de Princeton estaban impresionados.
«La teoría en la que él está trabajando involucra varios de los problemas más difíciles de la astrofísica y la física teórica«, escribió el profesor de astrofísica de Scott Tremaine a la familia en un correo electrónico.
«Cualquier persona que resuelva estos problemas estará en línea para un Premio Nobel«.
Warner Bros. ha conseguido los derechos de la película de la historia de Jacob. Os dejamos con una de las charlas de Jacob Barnett en TEDx:
