El lago Karachai (en ruso: Карача́й) era un vertedero de una de las mayores instalaciones de armas nucleares de la Unión Soviética. Una serie de accidentes y desastres han dejado el entorno que lo rodea completamente contaminado con residuos radiactivos.
Mantenerse sin protección en la orilla de este lago durante una hora le daría una dosis de radiación equivalente a 600 roentgen. Una dosis más que suficiente para matarle.
El lago se encuentra situado al suroeste de la región rusa de Chelyabinsk, cerca de la frontera con Kazajstán, y dentro de la Mayak Production Association, una de las instalaciones nucleares más grandes de Rusia.
Mayak fue construida en los años cuarenta por los soviéticos con el objetivo de trasladar la producción de armamento nuclear al este del país para evitar la invasión nazi. Fue una de las fábricas de armas nucleares más importantes de toda Rusia y se mantuvo fuera del alcance de los extranjeros durante 45 años.
En 1992 el presidente Boris Yeltsin firmó un decreto de apertura y entonces científicos occidentales pudieron acceder al área por primera vez. De inmediato la declararon como la zona más contaminada del planeta.
