Aunque algunas personas piensan que los padres pueden ser un poco paranoicos respecto a la salud de sus hijos, lo cierto es que conocen a sus hijos mejor que nadie y por lo general pueden decir que hay algo mal antes incluso que un médico.
Por eso, cuando una madre de Montana notó que Keith, su hijo de 10 años, a quien le encantaba jugar al fútbol y siempre estaba lleno de energía, comenzaba a actuar un poco diferente, sabía que algo estaba mal. La madre Mandy Pierce llevó a Keith a varios médicos para averiguar lo que le pasaba a su hijo, pero le decían que estaba bien.
Sin embargo, una semana más tarde, Mandy notó que una de sus piernas comenzaba a hincharse y que había aparecido una marca negra en la pierna, por lo que corrió con él hasta la consulta de urgencias. «Vi lo que parecía ser un conjunto de marcas de colmillos«, dijo Mandy. «Traté de decirles que era una picadura de araña.»
En lugar de escucharla, los médicos pensaron que la marca era cancerosa y empezaron a darle fuertes antibióticos. Dos días más tarde, los médicos realizaron una cirugía de emergencia cuando se encontraban con sepsis, pero Keith nunca se despertó. «Keith falleció en menos de 24 horas – un mes y cuatro días después de su cumpleaños número 10«, dijo Mandy.
Cuando el médico forense examinó Keith, descubrió que la causa de la muerte fue una sepsis grave, después de ser mordido por una araña reclusa parda (Loxosceles reclusa), que es una de las arañas más peligrosas en los Estados Unidos.