La misteriosa nube fue descubierta por primera vez por astrónomos aficionados en marzo de 2012. Wayne Jaeschke, un abogado de patentes y miembro de la Asociación de Observadores Lunares y Planetarios, dijo que la formación era tan inusual que pensaba que había algo mal en su cámara.
«Envié un par de fotogramas a algunos amigos que conozco en Australia y les pregunté: ¿Veís cosas raras como yo?«, dijo Jaeschke, según National Geographic.
La cámara de Jaeschke y su vista estaban perfectamente porque pronto, otras observadores aficionados también detectaron la formación y la vieron crecer y cambiar de forma durante unos 10 días. Lo que comenzó como «algo que sobresalía» se transformó en un «dedo» que apuntaba hacia arriba en el espacio, de acuerdo con un estudio sobre las formaciones publicados en la revista Nature.
Semanas más tarde, apareció una segunda nube. Al igual que la primera, se formó en el «terminator» del planeta o línea que divide la noche del día.
Esta formación alcanzó una altitud de entre 200 y 250 kilómetros, dos veces más alto que cualquier otra nube vista en marte.
«A unos 250 kilómetros (155 millas), la división entre la atmósfera y el espacio exterior es muy fina, por lo que estas nubes o formaciones reportadas son muy inesperadas«, Agustín Sánchez-Lavega de la Universidad del País Vasco en España, autor principal del artículo, dijo a la Agencia Espacial Europea.
El equipo de Sánchez-Lavega plantea dos posibles explicaciones, aunque no esté particularmente satisfecho con ninguna de ellas. La primera es que la formación es una nube reflectante hecha de partículas de hielo de agua, dióxido de carbono, hielo o polvo. La otra es que la nube es algo así como una aurora como las que se ven aquí en la Tierra, aunque para ser vistas desde aquí, tendrían que ser 1.000 veces más brillantes que cualquier aurora terrenal.
«Ambas explicaciones desafían nuestra comprensión actual de la atmósfera superior de Marte«, escribieron.