Una imagen conmovedora captura la dolorosa tortura que unos agricultores pueden infligir a los orangutanes.
En 2010, una madre orangután se aventuró cerca de una aldea en Borneo después de un deslizamiento de tierra, su pequeño bebé todavía se aferraba a ella. Los alrededores habían sido despojados para crear plantaciones de aceite de palma – su hogar en el bosque había desaparecido y la deforestación había causado deslizamientos de tierra como el que habían sido sorprendidos.
Estaba débil, hambrienta y probablemente herida, y sólo había llegado cerca de los seres humanos porque estaba desesperada por encontrar comida y refugio para su pequeña hija.
Por desgracia, la acogida que recibió no fue buena. Un grupo de aldeanos vio a la madre y comenzaron a tirarle piedras y a golpearla con palos, a pesar de que no podía hacer nada, según la International Animal Rescue (IAR), que tenía a un miembro de su personal cerca. Cuando un orangután macho que también iba con ella trató de defender a la madre y a su bebé, los aldeanos lo ahuyentaron.
Continuaron golpeando a la madre hasta que se derrumbó. A continuación, la ataron con sogas y le arrebataron a su pequeña hija. Cuando la moribunda madre reunió fuerzas para luchar por su bebé, escriben desde la IAR, los aldeanos la arrastraron hasta un charco con agua y la mantuvieron bajo el agua hasta que se desmayó hasta el punto de ahogarse. Después la metieron en una jaula.
«Ella todavía estaba viva, pero apenas podía sentarse«, dijeron de la IAR. «Como ya no representaba ninguna amenaza para los habitantes del pueblo arrastraron al bebé con una cuerda atada a su pie y lo arrojaron en la jaula con su madre moribunda. Una gran multitud de personas se reunió alrededor de la jaula y se divertieron con su sufrimiento. La madre, con las pocas fuerzas que le quedaban abrazadaba a su aterrorizada bebé mientras esta trataba desesperadamente de morder las cuerdas que ataban los brazos y las piernas de su madre«.
Afortunadamente, un veterinario de la IAR se encontró con la escena y se las arregló para rescatar a la pareja de la multitud, pero a pesar de la atención médica la madre murió, incapaz de recuperarse de sus lesiones anteriores y del agua en sus pulmones.
Aunque la crueldad en este caso puede ser extrema, la muerte no es un destino inusual para los orangutanes afectados por la producción de aceite de palma. Los orangutanes han perdido el 80 por ciento de su hábitat debido a actividades humanas como la deforestación – en el pasado decenio se ha perdido alrededor del 50 por ciento de su población.
Sus casas en los árboles están siendo arrasadas para dar paso a las plantaciones y los orangutanes a menudo se quedan a la vista. Si no es así, a menudo mueren en los incendios forestales que la deforestación puede causar. Las madres también son asesinadas para que sus bebés se pueden vender en el comercio de mascotas exóticas – que es lo que le podría haber pasado a esta pequeña si alguien del IAR no hubiera estado ahí para detenerlo.
En cambio, la pequeña orangután cuya madre luchó tan valientemente para protegerla, fue trasladado a un centro de rescate del IAR, donde la llamaron Peni y pasó cuatro años aprendiendo a ser un orangután adulto. El otoño pasado, fue liberada en el bosque para vivir con suerte la vida que su madre nunca llegó a vivir.
Desde su liberación, ella se ha reunido con dos antiguos amigos del orfanato del IAR y parece que están bien, informó el grupo de rescate. Sus antiguos cuidadores lo supervisan a diario.
«Después de un comienzo tan trágico de su vida, todos los involucrados en el rescate, rehabilitación y liberación de Peni, tienen la esperanza de que ella tenga una vida larga y feliz«, escribió la organización en el momento de la liberación de Peni.
Para ayudar a los orangutanes rescatados como Peni, puede hacer una donación a través de la página web del IAR.