En la década de los años 60, los arqueólogos descubrieron una pequeña olla de barro llena de semillas en el enorme complejo de un palacio y templo del rey Herodes en Masada, Israel.
Ya que las semillas tenían unos 2.000 años, pasaron los siguientes 40 años en un cajón.
Es comprensible, todo el mundo pensó que una semilla de 2.000 años de edad, nunca podría crecer.
Pero entonces, en 2005, la investigadora botánica Elaine Solowey decidió plantar una, sólo por curiosidad.
«Asumí que los nutrientes de la semilla no estarían buenos después de todo ese tiempo,» dijo. «¿Como podía ser?»
Para asegurarse de que las fechas eran tan antiguas, les hicieron la prueba de radiocarbono, y las semillas resultaron tener entre 1.995 y 2.110 años de antigüedad.
Para sorpresa de todos, las semillas germinaron ocho semanas más tarde. Y todavía sigue creciendo,
La foto de arriba muestra la planta, que es llamada Matusalén debido a su antigua edad, aunque esta tiene alrededor de 3 años de edad. Las palmeras datileras crecen lentamente, pero sin pausa.
Pronto, Matusalén superó su olla y tuvo que ser trasplantada fuera de su primera ubicación, el Instituto Arava de Estudios Ambientales en el Kibbutz Ketura en Israel.
Si se preguntas por qué lo llaman Matusalén es porque realmente él lo es.
Se trata de un árbol macho, y la primera palmera de dátiles de Judea que se cultiva en siglos. Lo que significa, sin embargo, que no producirá ningún fruto.
Elaine Solowey y los demás investigadores se preguntaron si sería complicado reproducir a Matusalén, ya que él es el único de su especie.
Pero después de hacer algunas pruebas de genética, Solowey y su equipo descubrieron que Matusalén está estrechamente relacionado con una antigua variedad egipcia llamada Hayany que todavía crece hoy.
Solowey utilizó el polen de Matusalén para polinizar una Hayany hembra silvestre, y la feliz «pareja» pronto dio la bienvenida a un lote de dátiles al mundo – los cuales no se habían visto en siglos.
La palmera datilera de Judea era una importante fuente de ingresos y orgullo cultural en la antigua Judea. Incluso apareció en las monedas romanas de la zona.
La reactivación de las plantas antiguas no sólo nos da una visión única de la historia, si no que también podría proporcionar nuevas plantas modernas con inmunidades, ayudando a que las poblaciones actuales sean más fuertes y más saludables.
Hoy en día, Matusalén crece feliz y tiene unos 3 metros de altura. Los investigadores esperan que sea el instrumento que traerá de vuelta las antiguas palmas datileras de Judea, que fueron valoradas tanto por su sabor como por sus propiedades medicinales.
¿Comerías un dátil antiguo? ¿Qué opinas de traer de vuelta plantas extintas?