Según la ASPCA (Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales), aproximadamente 7,6 millones de animales de compañía ingresan en refugios para animales cada año sólo en los Estados Unidos. Existe por lo tanto un problema de control de la población de animales callejeros en ese país, pero a nivel internacional, el problema es aún más grave.
Por ejemplo, en Tailandia, se estima que hay más de 120.000 perros que vagan solo por las calles de Bangkok. Eso es sólo una ciudad. ¿Te imaginas cuántos perros estarán vagando «sólo» en ese país, haciendo todo lo posible para simplemente sobrevivir?
La abundancia de perros callejeros no es el único problema que azota a los perros de todo el mundo. Hay un dilema aún más grande, y es la forma cruel con la que algunos de estos perros sin hogar son tratados por los seres humanos que los encuentran.
Algunos de estos actos contra los perros son tan atroces que hace pensar que la humanidad está permitiendo este tipo de comportamientos. Incluso hubo un incidente en Italia en el que se había encontrado un perro callejero con sus patas atadas con alambre y dejado en un vertedero dentro de una bolsa de basura sellada como si fuera un pedazo de basura.
Sin embargo, el denominador común entre estas tristes historias es la fuerza que el animal muestra frente a la adversidad, y Lily, una perra de la que abusaron horriblemente en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, tiene una historia tan inspiradora que llenará tu corazón de alegría…
Conoce a Lily. Ella nació en Sudáfrica y se valía por sí misma
A menudo se la veía olfateando por las calles y patios de las escuelas de un barrio de Ciudad del Cabo llamado Makhaphela, buscando en los desechos y basura algo para mantenerse con vida.
Aunque era dócil y se mantenía a sí misma, algunos lugareños la consideraron molesta por estar hurgando.
Una de estas personas era Manono Makhaphela, director de la escuela de secundaria Luhlaza Khayelitsha. Encontró que Lily era un «estorbo» y ordenó a dos conserjes que se «deshicieran» de la perra callejera enterrándola viva.
Afortunadamente, un limpiador de la cocina de la escuela fue testigo del incidente y de inmediato llamó al International Fund for Animal Welfare (IFAW). Cuando llegaron, Lily había sido enterrada en una fosa de casi dos metros de profundidad.
La perra había estado bajo tierra durante poco más de 20 minutos.
Sus rescatadores le dieron el nombre de Lily, una forma cariñosa de llamar a un «guerrero».
Lily tenía un largo camino hacia la recuperación, pero su historia sacudió todo el país, dejando claro a todo el mundo que se necesitan más programas de protección para los animales en Sudáfrica.
La perrita recibió un gran apoyo. IFAW envió muestras de tejidos a los donantes de todo el mundo invitando a que escribieran mensajes a Lily en ellos. La esperanza era que recibirían suficientes muestras para hacer a Lily una cálida manta de invierno.
Recibieron suficientes para la manta para Lily y algo más. «Lo que fue realmente abrumador fue la profundidad de las emociones con que la gente compartía sus palabras de amor y apoyo. Al final hemos recibido más de 3.000 muestras firmadas«, dijo Ronelle Petersen, Representante de Relaciones de IFAW África meridional.
No mucho después de que su historia llegase a los medios, un periodista de derechos de los animales adoptó a Lily.
Lily está prosperando y está disfrutando de la vida.
En cuanto a sus agresores, fueron multados con duras sanciones y les ordenaron que tenían que iniciar un programa de educación con animales en la escuela en la que Lily fue enterrada, para ayudar a educar a las futuras generaciones.
Esperemos que con la educación y la difusión de esta historia, otros se sientan inspirados a adoptar perros rescatados y sin hogar y que más perros consigan la vida que realmente merecen.
Lily es una verdadera inspiración con un alma de una verdadera guerrera.
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