Cuando Brooke Burton vio por primera vez a Dennis el Dachshund, éste apenas podía caminar. El perro tenía una obesidad tan mórbida que pensó que se movía más como una babosa que como un perro.
Brooke estaba ayudando a limpiar la casa de su tío abuelo, allá por 2013, cuando vio a Dennis por primera vez.
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Sólo podía dar unos pasos y se detenía a descansar. No era un perro feliz.
Pesaba 25 kilos (que es mucho para un perro pequeño que debía pesar alrededor de 6 kg).
Había sido alimentado con una dieta de comida rápida que incluía pizzas. Dennis había comido todo lo que su dueño había compartido con él. Brooke veía que Dennis era infeliz y se lo llevó a su casa en Columbus, Ohio.
El veterinario le dijo que, dada la situación en que estaba, Dennis no habría sobrevivido mucho más tiempo. No sólo era demasiado sobrepeso, estaba muy deshidratado y tenía la piel plagada de infecciones.
Inmediatamente le pusieron a Dennis una dieta estricta de 1/2 de una taza de comida seca para perros dos veces al día y permitiéndole sólo golosinas vegetales.
De forma lenta pero segura Dennis empezó a perder peso y comenzó a caminar más y mejor.
Una vez que empezó deshacerse de sus kilos, su piel quedaba colgante.
Dennis necesitaba que su exceso de piel fuera eliminada, pues los colgajos de piel lo hacían tropezar y se infectaban.
Brooke se volcó en los medios sociales para recaudar fondos de ayuda para la cirugía necesaria. Gracias a donantes generosos, Dennis pronto fue programado para ser operado en el Centro Médico de la Universidad de Veterinaria del Estado de Ohio.
Se sometió a tres cirugías mientras volvía poco a poco al peso normal.
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