Este perro había sido dejado para que tuviera una muerte con lo peor de la crueldad humana – pero gracias a los esfuerzos incansables de sus rescatadores, la bondad humana ha prevalecido frente a la maldad.
Jhonny Alquinta y su hijo iban por una carretera desértica cerca de su casa en Antofagasta, Chile, cuando hicieron un descubrimiento que revuelve el estómago. Allí, en uno de los varios pozos de alquitrán que manchaban el paisaje, vieron a un perro luchando bajo el espeso lodo.
Pidieron ayuda y de inmediato trataron de liberarlo.
Con gran esfuerzo, la pareja fue capaz de sacar al perro de la piscina de alquitrán antes de que fuera demasiado tarde, pero estaba claro que la forma en que había llegado hasta allí no había sido un accidente.
Alguien la había puesto en un saco y la había tirado a un pozo de alquitrán.
Después, llevaron a la perrita a una clínica veterinaria local. Pero aún así, nadie estaba seguro de que fuera a sobrevivir a la exposición de las toxinas del alquitrán.
El personal de la clínica saltó a la acción.
Trabajando como un equipo, los médicos comenzaron cuidadosamente a eliminar la sustancia pegajosa del cuerpo de la perrita.
El proceso de eliminar el alquitrán llevó más de cuatro horas.
Poco a poco, el animal que había estado a punto de morir ahogado comenzó a resurgir.
La clínica veterinaria informó más tarde de que el perro estaba en una condición estable, aunque agotado de su lucha por tratar de mantenerse a flote.
Tal vez en honor a su perseverancia, los equipos de rescate le pusieron el nombre de la sustancia en la que fue encontrada: Quitrán.
Las autoridades locales están investigando para localizar a la persona responsable del cruel acto.
Mientras tanto, Quitrán sigue recuperándose bajo el cuidado del personal de la clínica, aunque ya está sonriendo.
Cuando sea el momento adecuado, planean que Quitrán sea adoptada para que viva en un buen hogar donde pueda disfrutar de la vida que casi le fue arrebatada.