¿Alguna vez has pensado en lo extrañas que son las cosquillas? Es algo que la mayoría de nosotros hacemos a los demás, y que nos han hecho, sin realmente cuestionar cómo funcionan. Las cosquillas nos hace reír, pero cada vez que alguien nos hace cosquillas hacemos todo lo posible para que se detenga. Por lo tanto, ¿que está ocurriendo en nuestros cuerpos cuando alguien nos hace cosquillas?
Cuando alguien te toca, las terminaciones nerviosas bajo la piel dicen al cerebro que está recibiendo presión. El cortex del cíngulo anterior, la parte del cerebro encargada del placer, también analiza estas señales. Los científicos creen que la risa es en realidad un mecanismo de defensa, lo que explicaría por qué nuestras zonas más vulnerables (garganta, axilas y pies) son las más sensibles a las cosquillas. Todo este proceso dentro de su cerebro a menudo acaba en una risa descontrolada que a veces incluye estornudos o incluso lágrimas. Además de ser un efectivo mecanismo de defensa personal, hacer cosquillas ofrece beneficios a los niños y a sus padres. Al parecer, los psicólogos infantiles ven las cosquillas como una actividad que se adhiere a padres e hijos a una edad temprana, haciendo que su contacto físico entre uno y otro resulte más cómodo. No es de extrañar que a los padres les guste tanto hacer cosquillas a sus hijos.
Mientras que los humanos disfrutan mucho de las cosquillas, a nadie le gustan tanto como a este pequeño pingüino llamado Cookie. Este pequeño vive en el zoológico de Cincinnati (EEUU), es la mascota de la Bird House del zoo, y reparte alegría y risas donde quiera que va. En el vídeo, uno de sus cuidadores le hace cosquillas en su vientre y le hace reír tan fuerte que probablemente todo el zoológico lo oyó. ¿La risa de un pingüino suena como la de un ser humano? Mira el vídeo y escúchala por tí mismo …