Investigadores noruegos estaban interesados en ver cómo hombres y mujeres casados, o que conviven en pareja, dividían las tareas del hogar y el cuidado de los niños a lo largo de las distintas etapas de la vida. Se analizaron dos estudios separados en los que participaron cerca de 20.000 hombres y mujeres de entre 18 y 79 años. Los participantes respondieron respectivamente a preguntas sobre la división del trabajo doméstico y el cuidado de los niños; sus actitudes hacia la igualdad de género; así como otras variables como la etapa de la vida y la clase social.
Los resultados mostraron que un 65 por ciento de las parejas se dividían casi por igual el cuidado de los niños, pero no las tareas del hogar: las mujeres informaron de que hacían «todo o casi todo el trabajo» en el hogar en un 11 por ciento de las parejas y «algo más de trabajo» en un 60 por ciento de las parejas. Alrededor del 25 por ciento de las parejas se dividía el trabajo de manera más equitativa. Cuando eran parejas jóvenes, parejas sin hijos, y parejas donde la mujer tenía un trabajo a tiempo completo eran más propensos a dividir las tareas domésticas.
Los investigadores no encontraron una asociación entre un reparto tradicional de las tareas domésticas (las mujeres hacen la mayor parte del trabajo) y un menor riesgo de divorcio – pero sí informaron de que las parejas no tradicionales tenían un mayor riesgo de divorcio. Los hombres que hacía igual o más tareas del hogar que las mujeres tenían más probabilidades de divorciarse que las parejas donde la mujer hacía la mayor parte de las tareas del hogar durante un período de cuatro años.
«Cuanto más hace en el hogar un hombre, mayor es la tasa de divorcio«, dijo Thomas Hansen, coautor del estudio titulado «La igualdad de género en el hogar», según AFP. Aunque los investigadores no encontraron ninguna o muy poca causa-efecto, creen que la observación podría ser debida a las actitudes «modernas».
Puede ser que parejas tradicionales «tengan un alto valor del matrimonio y una actitud más tradicional hacia el divorcio», mientras que las parejas no tradicionales «pueden tener un punto de vista menos tradicional o moderno del matrimonio, por lo que la insatisfacción conyugal conduce más fácilmente a la ruptura conyugal» según el informe.
«Las parejas modernas son modernas tanto en la forma en que dividen las tareas como en su percepción del matrimonio«, como menos sagrada, dijo Hansen, subrayando que todo está relacionado con los valores. «En estas parejas modernas, las mujeres también tienen un alto nivel de educación y un trabajo bien pagado, lo que las hace ser menos dependientes económicamente de su cónyuge. Si se divorcian pueden gestionarlotodo de forma mucho más fácil.»
Los investigadores dijeron que reparto equitativo de la responsabilidad de las tareas domésticas no contribuye necesariamente a la alegría, y que la falta de igualdad en el hogar y la calidad de vida era sorprendente. «Uno podría pensar que las rupturas se producen con mayor frecuencia en las familias con menos igualdad en el hogar, pero nuestras estadísticas demuestran lo contrario«, dijo Hansen.
Dijo que la correlación podría deberse a que las parejas son más felices cuando tienen funciones claramente definidas en la relación donde cada uno no está interviniendo en las tareas de la otra. «Puede haber menos peleas, ya que se puede entrar más fácilmente en disputas si ambos tienen las mismas funciones y uno tiene la sensación de que el otro no está realizando lo que le corresponde«, agregó.
Los resultados de la última encuesta parece contradecir un estudio reciente llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Cambridge a principios de este año en el que encontraron que los hombres eran en realidad más felices al compartir las tareas del hogar.
