El 20 de septiembre de 2008 el doctor le dijo que su madre tenía un paro cardiorespiratorio. Le dijeron que tenía que tomar una decisión.
Le dijeron: «Podemos hacer una de estas dos cosas. Tratar de revivirla, pero probablemente le vamos a romper todos los huesos del cuerpo y tendrá mucho dolor o dejar que la vida tome su curso y dejarla descansar en paz«.
«Tuve un minuto para decidir entre la vida y esto«.
«Me dijeron también que no dejara que la decisión que tomara me persiguiera por el resto de mi vida«.
«Así que decidí dejarla ir. Me puse a su lado y le agradecí todo lo que había hecho por mi. Le agradecí por la forma en que me crió, lo triste es que fue la única vez que se lo dije. Nunca le dije cuanto la amaba… nunca le dije nada hasta ese momento, después de eso la besé y le dije adiós«.
«Hasta hoy ella sigue en mis recuerdos, cuando hago mis trabajos de colegio, cuando hago todo. Porque ella me enseñó a como amar, como ser amable, como ser yo mismo y no fingir. Vivir cada segundo como si fuera el último y siempre ayudar al más pobre«.
Vivir sencillamente para que otras personas puedan sencillamente vivir«