La pérdida de un padre puede ser una de las experiencias más trágicas de la vida de una persona. Como el fotógrafo Phil Moore muestra, este sentimiento de profunda tristeza no es exclusiva de los seres humanos.
Para este gorila de montaña cuya madre fue asesinada por unos cazadores furtivos, el dolor es demasiado real. En una emocional muestra de luto y pérdida, el consternado gorila se aferra a un guarda de parque llamado Patrick Karabaranga en busca de apoyo.
Capturada en julio de 2012 en el Parque Nacional de Virunga, en la República Democrática del Congo, esta fotografía documenta la capacidad del gorila para expresar la pérdida y la compasión de Karabaranga con un individuo de otra especie: una habilidad muy necesaria en un mundo donde la actividad humana invade cada vez más de la vida de los gorilas salvajes.
Los gorilas de montaña se han convertido en una especie en peligro de extinción como resultado de dos actividades humanas distintas. En primer lugar, la deforestación masiva ha dado lugar a una grave pérdida de hábitat no sólo para los gorilas, si no también para muchos animales de la selva. Cada día, 32.000 hectáreas de selva tropical se destruyen en nombre de industrias rentables, como la de la madera, la agricultura y la minería.
Con la construcción de infraestructuras para el transporte de mercancías dentro y fuera de estas selvas, las empresas madereras apoyan involuntariamente la segunda amenaza humana a los gorilas: los cazadores furtivos, que utilizan estos caminos para acceder a los hábitats de los gorilas y transportar carne de gorila.
Los esfuerzos de conservación han tenido últimamente algún éxito en la restauración de la población de gorilas salvajes, pero, como muestran las expresiones en los rostros desconsolados tanto del gorila como del guarda que lo consuela, todavía hay mucho por hacer.